La enfermedad de Parkinson es una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso central. En concreto, se produce la pérdida progresiva de unas neuronas específicas del cerebro, productoras de una sustancia llamada dopamina. La falta de esta sustancia da lugar a los síntomas característicos: temblor, lentitud de movimientos y rigidez.
Pero el Parkinson no se queda en el problema de movimiento. Existen síntomas llamados “no-motores” que pueden acompañar a la enfermedad y preceder en años a la aparición de los síntomas típicos. Hablamos de problemas de sueño, alteraciones en el olfato, estreñimiento, trastornos del ánimo y deterioro cognitivo, entre muchos otros. Afecta a unas 120.000-150.000 personas en nuestro país.
Se presenta con mayor frecuencia en personas mayores, de hecho, casi el 4% de los mayores de 80 años presentan síntomas de esta enfermedad. La causa del parkinson es de momento desconocida, probablemente por la suma de múltiples causas. En un muy pequeño porcentaje de casos, puede deberse a una causa genética. El diagnóstico es meramente clínico. Sin embargo, en casos dudosos pueden ser necesarias pruebas de imagen, analíticas e incluso realizar una prueba de Medicina nuclear, entre otros . No existe en este momento, un tratamiento curativo para el Parkinson.
El tratamiento se basa en intentar reponer de manera externa ese déficit de dopamina, con fármacos que bien aporta una dosis externa de la misma; o hacen que sus niveles en el sistema nervioso se mantengan estables durante más tiempo.