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Cardiopatía reumática: daños en las válvulas del corazón

miércoles, 22 de enero de 2025

La cardiopatía reumática es una enfermedad crónica del corazón con mucho impacto en la población, aunque su prevalencia es mayor en países con recursos limitados. Esta afección, derivada de una complicación de la fiebre reumática, puede tener consecuencias graves para la salud cardiovascular si no se diagnostica y trata a tiempo. ¿Quieres conocer las causas, los síntomas y los tratamientos disponibles para la cardiopatía reumática, así como estrategias para prevenirla y evitar sus complicaciones.? También analizaremos su impacto en la calidad de vida de los pacientes y su relación con otras enfermedades.

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad global, es fundamental conocer más sobre la cardiopatía reumática y cómo afecta al corazón. Además, comprender su origen, vinculado a una infección estreptocócica, puede ayudar a concienciar sobre la importancia de un diagnóstico temprano y de la correcta administración de antibióticos para evitar que una afección inicialmente leve evolucione hacia una enfermedad crónica. ¿Qué medidas podemos tomar para proteger nuestro corazón de esta enfermedad? ¿Cómo podemos apoyar a quienes ya conviven con ella?

¿Qué es la cardiopatía reumática?

La cardiopatía reumática es una enfermedad cardíaca crónica causada por daños en las válvulas del corazón como resultado de un episodio de fiebre reumática aguda. Esta última, a su vez, es una complicación de una infección por el estreptococo del grupo A, comúnmente conocido por causar faringitis estreptocócica o amigdalitis bacteriana.

Cuando el sistema inmunitario responde a la infección estreptocócica, puede atacar por error los tejidos sanos del cuerpo, incluidos el corazón, las articulaciones, la piel y el sistema nervioso. Este fenómeno, llamado reacción autoinmune, puede producir inflamación en el corazón y dañar sus válvulas, especialmente la mitral y la aórtica. Con el tiempo, estas válvulas pueden estrecharse o no cerrar correctamente, lo que afecta la función normal del corazón.

La cardiopatía reumática es más común en niños y adolescentes de entre 5 y 15 años, pero sus efectos pueden manifestarse años después, especialmente si no se aborda a tiempo. En muchos casos, la enfermedad progresa silenciosamente, lo que la convierte en un problema subestimado en términos de salud pública.

¿Cuales son las principales cuausas?

La cardiopatía reumática tiene su origen en una reacción autoinmune del organismo, desencadenada por una infección previa causada por el estreptococo del grupo A. Este tipo de bacteria, conocida principalmente por provocar faringitis estreptocócica o amigdalitis bacteriana, puede llevar a complicaciones mucho más graves si no se trata adecuadamente. La fiebre reumática, una inflamación sistémica que afecta principalmente a niños y adolescentes, es la etapa inicial que puede evolucionar hacia la cardiopatía reumática, dejando secuelas permanentes en las válvulas del corazón.

La inflamación causada por la fiebre reumática daña las válvulas cardíacas, especialmente la válvula mitral y la aórtica. Esto ocurre porque, en un intento por combatir la infección, el sistema inmunitario ataca por error los tejidos sanos del cuerpo, incluido el tejido cardíaco. El daño resultante puede provocar cicatrices en las válvulas, que con el tiempo se endurecen o dejan de funcionar correctamente, dificultando el flujo normal de la sangre a través del corazón.

Diversos factores aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad. La falta de acceso a un tratamiento temprano y adecuado de las infecciones estreptocócicas es uno de los principales. En regiones con sistemas de salud precarios, las infecciones de garganta suelen pasar desapercibidas o no se tratan con antibióticos, lo que incrementa la probabilidad de fiebre reumática. Además, las condiciones de vida insalubres, como el hacinamiento y la mala higiene, facilitan la propagación del estreptococo, creando un caldo de cultivo para infecciones recurrentes.

La genética también juega un papel importante. Algunas personas tienen una predisposición hereditaria a desarrollar fiebre reumática, lo que significa que su sistema inmunitario responde de manera más agresiva ante infecciones estreptocócicas. Esto no solo aumenta el riesgo de padecer la enfermedad, sino que también puede determinar la gravedad del daño cardíaco.

En última instancia, la cardiopatía reumática es una combinación de factores biológicos, sociales y ambientales. Aunque su prevalencia ha disminuido en países con buenos sistemas sanitarios, sigue siendo una amenaza importante en muchas partes del mundo. Por ello, entender sus causas y atacarlas desde la raíz es esencial para reducir la incidencia de esta enfermedad prevenible pero potencialmente devastadora.

Síntomas de la cardiopatía reumática

Los síntomas de la cardiopatía reumática pueden variar según la gravedad del daño valvular y la etapa de la enfermedad. En las fases iniciales, los pacientes pueden no presentar síntomas evidentes, pero a medida que progresa, se pueden observar:

  • Fatiga y debilidad: una sensación constante de agotamiento, incluso con actividades ligeras.
  • Dificultad para respirar: especialmente al realizar esfuerzos o al estar acostado.
  • Dolor en el pecho: relacionado con la disminución del flujo sanguíneo debido al daño valvular.
  • Palpitaciones: latidos irregulares o acelerados.
  • Hinchazón: en los pies, tobillos o abdomen, como resultado de insuficiencia cardíaca.

La fiebre reumática previa puede manifestarse con síntomas como fiebre, dolor articular, erupciones cutáneas y movimientos involuntarios. Identificar estos signos y tratarlos de inmediato puede prevenir complicaciones a largo plazo.

Diagnóstico de la cardiopatía reumática

El diagnóstico de esta enfermedad requiere una evaluación completa que incluya:

  • Historial médico: para identificar episodios previos de fiebre reumática o infecciones estreptocócicas.
  • Examen físico: donde el médico buscará signos como soplos cardíacos, que indican daños en las válvulas.
  • Pruebas de imagen: el ecocardiograma es fundamental para evaluar la función valvular y el estado del corazón.
  • Pruebas de laboratorio: análisis de sangre para detectar inflamación y anticuerpos relacionados con infecciones estreptocócicas.

¿Qué tratamientos hay en la actualidad?

El tratamiento de la cardiopatía reumática tiene como objetivo principal controlar los síntomas, prevenir el empeoramiento del daño en las válvulas cardíacas y minimizar las complicaciones asociadas. Dado que esta enfermedad es el resultado de un proceso inflamatorio derivado de la fiebre reumática, su abordaje suele ser integral, combinando medidas farmacológicas, quirúrgicas y preventivas según la gravedad de la afección.

En los casos iniciales, donde el daño en las válvulas es leve, el tratamiento se enfoca en el manejo de la fiebre reumática subyacente y en la prevención de infecciones estreptocócicas recurrentes. Para ello, se recetan antibióticos de largo plazo, como la penicilina administrada por vía intramuscular, que ayuda a evitar futuros episodios de fiebre reumática. Este enfoque preventivo, conocido como profilaxis antibiótica, puede extenderse durante varios años, especialmente en pacientes jóvenes o aquellos con antecedentes de ataques reumáticos graves.

Cuando el daño en las válvulas cardíacas es significativo, los médicos recurren a medicamentos que alivien los síntomas y mejoren la función del corazón. Entre ellos, los diuréticos ayudan a reducir la acumulación de líquidos, mientras que los betabloqueantes o los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) facilitan el trabajo del corazón al disminuir la presión arterial y mejorar el flujo sanguíneo. En casos específicos, también se pueden usar anticoagulantes para prevenir la formación de coágulos en válvulas dañadas.

Sin embargo, en etapas avanzadas de la enfermedad, el daño valvular puede ser tan severo que los tratamientos farmacológicos resulten insuficientes. En estos casos, la intervención quirúrgica es necesaria. Los procedimientos más comunes incluyen la reparación de las válvulas dañadas o su sustitución por válvulas mecánicas o biológicas. La elección del tipo de válvula depende de múltiples factores, como la edad del paciente, su estado general de salud y las posibles complicaciones futuras. Aunque la cirugía puede mejorar significativamente la calidad de vida, requiere un seguimiento médico constante y, en ocasiones, la administración de anticoagulantes de por vida.

La prevención es el gran aliado

La prevención de la cardiopatía reumática es fundamental para evitar el daño irreversible en las válvulas cardíacas que caracteriza a esta enfermedad. Al tratarse de una complicación tardía de la fiebre reumática, una inflamación desencadenada por infecciones estreptocócicas mal tratadas, la prevención se centra en tres niveles: prevenir la fiebre reumática, evitar recurrencias y controlar los factores que puedan agravar la afección.

La prevención primaria consiste en tratar de manera adecuada las infecciones de garganta causadas por el estreptococo betahemolítico del grupo A, que suelen manifestarse con síntomas como fiebre, dolor de garganta y ganglios inflamados. Un diagnóstico temprano y el uso adecuado de antibióticos, como la penicilina, son esenciales para eliminar la bacteria y prevenir que la infección evolucione hacia fiebre reumática

En aquellos pacientes que ya han sufrido un episodio de fiebre reumática, la prevención secundaria es vital para evitar recurrencias, las cuales aumentan el riesgo de daño valvular progresivo. Para ello, se implementa la profilaxis antibiótica a largo plazo, generalmente con penicilina administrada de forma intramuscular cada 3-4 semanas. Este tratamiento preventivo puede extenderse durante años, dependiendo de factores como la edad del paciente, el número de episodios previos y el grado de afectación cardíaca. En algunos casos, la profilaxis se mantiene hasta la edad adulta, especialmente si persisten riesgos significativos.

Por otro lado, la educación y la sensibilización juegan un papel clave en la prevención de la cardiopatía reumática. Informar sobre la importancia de tratar las infecciones de garganta y seguir las recomendaciones médicas puede reducir significativamente la incidencia de fiebre reumática.