Toda la información médica a tu alcance

  • Todos

  • Especialidad/
    Unidad Médica

  • Especialista

  • Prueba Diagnóstica

  • Tratamiento

Actualidad

¿Te duele el oído y no oyes igual? Podría ser una perforación del tímpano

miércoles, 30 de julio de 2025

Sentir un dolor súbito en el oído, notar pérdida de audición o incluso experimentar una pequeña salida de líquido pueden ser signos de que algo no va bien. En algunos casos, estos síntomas están relacionados con una rotura del tímpano, una lesión más común de lo que parece y que puede tener diferentes causas. Aunque muchas perforaciones timpánicas se curan solas con el tiempo, otras requieren tratamiento médico para evitar complicaciones mayores.

La membrana timpánica, más conocida como tímpano, es una estructura delgada y flexible que separa el oído externo del oído medio. Su función es esencial: capta las vibraciones del sonido y las transmite hacia el interior del oído. Cuando se rompe, ese mecanismo se ve alterado, lo que puede traducirse en pérdida auditiva, molestias e infecciones.

¿Qué pasa cuando se rompe el tímpano?

El tímpano, aunque parezca una estructura insignificante por su tamaño, es esencial para que podamos oír con nitidez y sin molestias. Su rotura, además de ser una experiencia dolorosa o incómoda, altera por completo la dinámica del oído medio. Cuando se perfora, ese fino tejido deja de actuar como barrera protectora y transmisora del sonido, lo que puede provocar una serie de consecuencias que no siempre se perciben de forma inmediata.

Cómo afecta una perforación timpánica

El impacto de una rotura en el tímpano varía según el tamaño de la lesión, su localización y la causa que la ha producido. Algunas personas solo notan una leve molestia, mientras que otras experimentan una pérdida auditiva significativa o infecciones repetidas.

Entre los efectos más habituales de una perforación timpánica encontramos:

  • Pérdida auditiva temporal: el sonido ya no se transmite correctamente al oído interno.
  • Mayor riesgo de infecciones: al perderse la barrera natural, bacterias y agua pueden acceder al oído medio.
  • Dolor o sensación de presión: especialmente si la perforación se produce de forma brusca o por un traumatismo.
  • Zumbidos o acúfenos: algunas personas perciben ruidos internos molestos.
  • Desequilibrio o vértigo leve: en casos donde la lesión afecta también al equilibrio del oído interno.

Aunque algunas de estas molestias remiten por sí solas, otras pueden mantenerse en el tiempo si no se actúa correctamente. De ahí la importancia de una valoración médica precisa.

¿Siempre se nota?

Curiosamente, no. Hay casos en los que la rotura es pequeña y la persona no percibe más que una ligera alteración del oído o un cambio momentáneo en la audición. Pero incluso en estos casos, conviene vigilar, ya que una lesión pequeña también puede favorecer la entrada de gérmenes o líquidos, sobre todo si se expone el oído al agua.

¿Cómo saber si tienes una perforación en el tímpano?

No siempre es fácil identificar una perforación timpánica en el momento en que ocurre. A veces, el dolor desaparece rápidamente y la molestia pasa desapercibida, sobre todo si la rotura ha sido pequeña o si ya existía una otitis previa que enmascaraba los síntomas. Sin embargo, hay algunas señales que suelen repetirse y que pueden ponernos sobre aviso.

Síntomas que pueden hacerte sospechar

Una rotura en el tímpano no pasa inadvertida para el cuerpo. El oído reacciona y suele manifestar una combinación de síntomas que pueden variar en intensidad. Los más comunes son:

  • Dolor agudo y repentino, que a veces se alivia justo después de la rotura.
  • Sensación de oído “tapado” o pérdida auditiva parcial, como si escucharas desde dentro de una cueva.
  • Salida de líquido por el oído, que puede ser transparente, purulento o contener restos de sangre.
  • Zumbidos (acúfenos) persistentes o intermitentes.
  • Mareos o desequilibrio leve, sobre todo si hay afectación del oído medio o interno.

Estos síntomas no siempre aparecen todos a la vez. En algunos casos, el único signo puede ser una secreción inesperada o una sensación auditiva distinta tras un golpe, una infección o una inmersión en agua.

¿Y si solo tengo molestias leves?

Aunque el dolor haya remitido o los síntomas parezcan menores, eso no significa que no haya lesión. Muchas perforaciones pequeñas no duelen, pero pueden facilitar infecciones si el oído no se mantiene seco o protegido. Por eso, ante cualquier cambio en la audición, secreción anormal o antecedente de otitis, es recomendable una exploración médica.

¿Y ahora qué? Tratamientos según el tipo de perforación

Saber que se ha roto el tímpano genera muchas dudas. ¿Se cura solo? ¿Hay que operar? ¿Voy a oír bien otra vez? Lo cierto es que el tratamiento dependerá de varios factores: el tamaño de la rotura, la causa que la ha provocado, si hay infección asociada o si la persona ya tenía problemas de oído previos. No todas las perforaciones requieren cirugía ni medicación, pero sí necesitan vigilancia médica.

Opciones de tratamiento más habituales

En la mayoría de los casos, el cuerpo tiene la capacidad de regenerar la membrana timpánica por sí solo. Aun así, es importante seguir algunas indicaciones médicas para evitar complicaciones:

  • Observación y control: muchas perforaciones pequeñas cicatrizan espontáneamente en unas semanas. Durante ese tiempo, es fundamental mantener el oído seco y evitar cualquier entrada de agua o cuerpos extraños.
  • Antibióticos: si hay signos de infección o riesgo elevado, se pueden pautar antibióticos en gotas o por vía oral, especialmente si hay salida de pus o antecedentes de otitis frecuentes.
  • Analgésicos: ayudan a aliviar el dolor en los primeros días. En general, se recurre a antiinflamatorios suaves si hay molestias persistentes.
  • Timpanoplastia: si la rotura no cicatriza por sí sola, es demasiado grande o afecta a la audición de forma importante, puede recomendarse una intervención quirúrgica para reparar la membrana. Es una cirugía habitual, con buenos resultados y una recuperación relativamente rápida.

¿Qué hacer mientras tanto?

Durante el proceso de curación, es clave proteger el oído afectado y seguir las recomendaciones del especialista. Conviene evitar que entre agua al ducharse o lavarse el pelo, no bucear ni exponerse a cambios bruscos de presión, y no introducir ningún objeto, bastoncillo o líquido en el canal auditivo. Tampoco se recomienda el uso de gotas sin indicación médica. Incluso si los síntomas mejoran, es importante acudir a las revisiones pautadas para confirmar que el tímpano está cicatrizando bien y no hay signos de infección o pérdida auditiva persistente.

¿Voy a dejar de oír bien?

Es una de las preguntas más frecuentes cuando se confirma la rotura del tímpano, y también una de las más lógicas. La respuesta, como en muchos casos médicos, depende. Lo habitual es que la pérdida auditiva sea temporal y se recupere por completo una vez que la membrana timpánica cicatriza. Pero no siempre es así.

El tímpano actúa como un pequeño tambor que capta las vibraciones del sonido y las transmite hacia los huesecillos del oído medio. Si esa membrana está perforada, el sistema pierde eficacia. El sonido no se amplifica ni se dirige igual, lo que puede provocar una sensación de “oído apagado” o escuchar con eco, como si el sonido viniera desde muy lejos.

En los casos más leves, con roturas pequeñas, esa alteración auditiva apenas se nota o se limita a ciertos sonidos. Pero cuando la perforación es mayor o afecta a una zona clave del tímpano, la pérdida de audición puede ser más evidente. Lo mismo ocurre si se prolonga en el tiempo o si hay infecciones repetidas, que pueden dañar estructuras internas más sensibles.

La buena noticia es que la mayoría de estas situaciones se resuelven con el tratamiento adecuado. Una perforación bien controlada no suele dejar secuelas. Y si la audición no se recupera del todo, existen soluciones como audífonos o cirugía para reparar la membrana y mejorar la transmisión del sonido.

¿Cuándo hay que ir al médico sin esperar?

Aunque muchas perforaciones timpánicas se resuelven solas y sin consecuencias, no conviene asumir que todo irá bien por sí solo. Hay situaciones en las que esperar puede ser un error y retrasar el diagnóstico podría derivar en infecciones repetidas, pérdida auditiva o incluso secuelas permanentes.

Si has sufrido un golpe en la cabeza, una caída, un estallido cercano o un cambio brusco de presión —como puede ocurrir al bucear o en un vuelo— y notas que has perdido audición en un oído, lo recomendable es acudir cuanto antes al especialista. Lo mismo si, tras una otitis, observas que empieza a salir líquido del oído, especialmente si tiene mal olor, contiene sangre o aparece acompañado de fiebre o dolor persistente.

También es importante consultar si ya has tenido otras lesiones en el oído o antecedentes de infecciones recurrentes. Una perforación puede parecer leve, pero si no cicatriza bien, puede dar lugar a complicaciones más serias, como un colesteatoma o una otitis media crónica.

➡️ ¿Cómo puedo tener más información sobre la rotura del tímpano?

 

Pues es muy sencillo, puedes llamarnos al teléfono 985 28 60 00.
Estaremos encantados de atenderte y resolver todas tus dudas.

Consejos para cuidar tus oídos y prevenir lesiones

El oído es una estructura más delicada de lo que solemos pensar, y muchas de las lesiones que lo afectan se pueden evitar con gestos sencillos del día a día. Uno de los errores más comunes es introducir bastoncillos u otros objetos con la idea de “limpiar” el canal auditivo. En realidad, lo único que conseguimos es empujar la cera hacia dentro, irritar la piel y, en el peor de los casos, dañar el tímpano.

Tampoco es raro que una simple inmersión en la piscina, una ducha o un viaje en avión desencadene molestias o incluso una perforación, especialmente si ya había alguna alteración previa. Por eso, conviene tomar algunas precauciones sencillas que pueden marcar la diferencia:

  • Evita introducir objetos en el oído, incluidos bastoncillos. El oído se limpia solo y la cera cumple una función protectora.
  • No te bañes ni bucees si tienes molestias o antecedentes de otitis, y protege el oído si has tenido una perforación reciente.
  • Usa tapones si vas a exponerte a ruidos fuertes, como conciertos, petardos o maquinaria industrial.
  • Evita volar con congestión nasal importante: los cambios bruscos de presión pueden provocar un barotrauma.
  • Consulta al especialista si tienes secreción, dolor persistente o pérdida de audición, aunque sea leve.

Se trata de estar atentos a las señales y no subestimar molestias que parecen menores. Un oído bien cuidado puede evitar muchas visitas al médico, y sobre todo, preservar algo tan esencial como la capacidad de oír con claridad.