La osteoporosis es una enfermedad silenciosa. No avisa con síntomas llamativos y, en la mayoría de los casos, solo se hace visible cuando ya ha causado una fractura. Es entonces cuando aparece la sorpresa: un golpe leve, una caída tonta o incluso un movimiento cotidiano terminan en un hueso roto. Detrás de esa fragilidad está una pérdida progresiva de densidad ósea que debilita el esqueleto y compromete la calidad de vida.
En España, más del 10 % de las personas mayores de 50 años tienen osteoporosis, y el porcentaje es mucho mayor en mujeres tras la menopausia. A pesar de estas cifras, sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada: muchas personas conviven con ella sin saberlo. Reconocer quién está en riesgo, cómo detectarla a tiempo y qué hacer para proteger los huesos es clave para evitar complicaciones graves.
Cómo aparece la osteoporosis
La osteoporosis ocurre cuando el organismo pierde masa ósea más rápido de lo que es capaz de producirla. En condiciones normales, los huesos se renuevan constantemente: tejido viejo se reabsorbe y se sustituye por tejido nuevo. Con la edad, este equilibrio se rompe y los huesos se vuelven más porosos y frágiles.
El descenso hormonal tras la menopausia es uno de los factores más determinantes, de ahí que las mujeres sean las más afectadas. Sin embargo, la enfermedad no es exclusiva de ellas: los hombres también pueden desarrollarla, sobre todo a partir de los 65 años o si existen antecedentes familiares.
La dieta baja en calcio y vitamina D, el sedentarismo, el consumo de tabaco o alcohol y el uso prolongado de corticoides son factores que aumentan el riesgo. Todo esto hace que la osteoporosis sea más frecuente en personas que, además, tienen otras enfermedades crónicas o toman medicación que afecta directamente a la calidad del hueso.
Grupos más vulnerables
- Mujeres postmenopáusicas: el descenso de estrógenos acelera la pérdida de hueso.
- Hombres mayores de 65 años: aunque menos frecuente que en mujeres, también pueden sufrir fracturas por fragilidad.
- Pacientes con enfermedades crónicas: como artritis reumatoide, enfermedad celíaca o problemas endocrinos.
- Personas en tratamiento con corticoides: la osteoporosis secundaria es una complicación habitual en estos casos.