Toda la información médica a tu alcance

  • Todos

  • Especialidad/
    Unidad Médica

  • Especialista

  • Prueba Diagnóstica

  • Tratamiento

Actualidad

Metatarsalgia: causas, síntomas y cómo aliviar el dolor en la planta del pie

miércoles, 12 de noviembre de 2025

El pie es una de las estructuras más complejas del cuerpo humano: soporta nuestro peso, equilibra el movimiento y amortigua cada paso. Sin embargo, cuando una zona concreta —la parte delantera, justo detrás de los dedos— comienza a doler o arder al caminar, suele deberse a una alteración llamada metatarsalgia. Es una molestia muy común, sobre todo en mujeres, deportistas o personas que usan calzado estrecho o de tacón.

Aunque el dolor suele aparecer poco a poco, puede llegar a ser intenso, limitando la marcha y provocando la sensación de pisar sobre una piedra. En ocasiones, se acompaña de hormigueo, inflamación o sensación de presión bajo los dedos.

La buena noticia es que la metatarsalgia, en la mayoría de los casos, tiene tratamiento y puede resolverse sin cirugía si se detecta a tiempo. Identificar qué la provoca, aliviar la sobrecarga del antepié y mejorar la pisada son pasos fundamentales para recuperar el bienestar al caminar.

Qué es la metatarsalgia y por qué aparece

La metatarsalgia es el dolor localizado en la parte anterior del pie, concretamente en la zona donde se apoyan los metatarsianos, los huesos que unen el arco plantar con los dedos. Este dolor se produce cuando hay una presión excesiva o un reparto desigual del peso corporal al caminar o estar de pie.

En condiciones normales, el apoyo del pie se distribuye de manera equilibrada entre el talón, el arco y la zona de los metatarsianos. Sin embargo, si esa distribución se altera —por el tipo de calzado, una deformidad o el exceso de peso—, la presión sobre la cabeza de los metatarsianos aumenta y los tejidos blandos de la zona se inflaman.

Entre las causas más frecuentes de metatarsalgia se encuentran el uso de zapatos con tacón o puntera estrecha, que obligan a adelantar el peso del cuerpo; los pies cavos o planos; la pérdida de amortiguación natural con la edad; y el sobrepeso. También puede aparecer tras una práctica deportiva intensa o por un desequilibrio en la forma de pisar.

Metatarsalgia y neuroma de Morton: cómo diferenciarlas

Ambas producen dolor en la parte delantera del pie, pero no son lo mismo. En la metatarsalgia, el dolor proviene de la presión sobre los huesos metatarsianos y los tejidos que los rodean. En cambio, el neuroma de Morton es una irritación de un nervio que pasa entre los dedos, que genera un dolor más localizado, punzante y, a veces, acompañado de sensación de calambre o entumecimiento.

Un diagnóstico correcto es importante, ya que el tratamiento varía: mientras la metatarsalgia mejora al descargar la zona, el neuroma puede requerir fisioterapia específica o infiltraciones para reducir la inflamación nerviosa.

Síntomas de la metatarsalgia: cuándo sospecharla

El síntoma más habitual de la metatarsalgia es un dolor localizado en la parte delantera del pie, justo detrás de los dedos. A menudo se describe como una sensación punzante, ardor o presión profunda bajo la planta del pie, que empeora al caminar, correr o permanecer mucho tiempo de pie. En las primeras fases, el malestar puede ser b, pero con el tiempo se vuelve más constante y limita la actividad diaria.

El dolor suele intensificarse al usar calzado estrecho o con tacón, ya que estos modelos concentran el peso corporal en la zona de los metatarsianos. También puede notarse un aumento de la sensibilidad al caminar descalzo sobre superficies duras o al levantarse después de un periodo de reposo prolongado. En muchos casos, el dolor cede con el descanso, pero reaparece al volver a apoyar el pie.

Algunas personas describen la sensación de caminar “sobre una piedra” o “sobre una arruga del calcetín”, una molestia que se hace más evidente al final del día o tras una jornada prolongada. En ocasiones, la zona se enrojece, se inflama ligeramente o aparecen pequeñas durezas (callos o helomas) en el punto de apoyo, señal de que el pie está soportando más presión de la normal.

En casos más avanzados, el dolor puede irradiarse hacia los dedos o generar sensación de hormigueo y entumecimiento, especialmente si existe compresión de un nervio cercano. Si no se trata, el cuerpo tiende a modificar inconscientemente la pisada para evitar el dolor, lo que puede sobrecargar otras estructuras y favorecer la aparición de fascitis plantar, tendinitis o dolores en el tobillo y la rodilla.

Cuándo acudir al médico

Es importante consultar a un especialista si el dolor dura más de dos semanas, si aparece sin causa aparente o si interfiere con la marcha normal. También debe solicitarse valoración médica cuando el dolor se acompaña de inflamación visible, rigidez, deformidades progresivas de los dedos (como el dedo en garra o martillo) o la presencia de durezas persistentes bajo la planta del pie.

Un diagnóstico temprano permite corregir la causa antes de que el dolor se cronifique. En muchos casos, bastan cambios en el calzado, fisioterapia y plantillas personalizadas para recuperar la movilidad y evitar que la metatarsalgia se convierta en un problema recurrente.

Diagnóstico de la metatarsalgia

El diagnóstico de la metatarsalgia comienza con una exploración física cuidadosa. El médico revisa el pie para localizar el punto exacto del dolor, valorar la forma del arco plantar y analizar cómo se distribuye el peso al caminar. A menudo, basta con la descripción de los síntomas y la palpación de la zona para sospechar la inflamación de los metatarsianos.

Durante la exploración, el especialista evalúa si el dolor se desencadena al presionar los puntos de apoyo o al mover los dedos. También observa si hay signos de inflamación, durezas o alteraciones en la alineación del pie, que podrían indicar un desequilibrio mecánico. En algunos casos, se examina la pisada mediante un estudio biomecánico, una prueba sencilla que permite conocer cómo se reparte la carga al caminar o correr y detectar posibles errores posturales.

Pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico

Cuando el dolor persiste o existe duda sobre su origen, se recurre a pruebas de imagen. La radiografía en carga (de pie, con el peso del cuerpo) es una herramienta básica para observar la estructura ósea, descartar fracturas por estrés y valorar la posición de los metatarsianos.

En casos donde se sospecha afectación de tejidos blandos, el médico puede solicitar una ecografía para visualizar la inflamación de la zona o descartar la presencia de quistes o neuromas. Si el dolor es intenso o crónico, la resonancia magnética ofrece una imagen más detallada del estado de los ligamentos, tendones y nervios del antepié.

El diagnóstico diferencial con otras patologías, como el neuroma de Morton, la artritis o las fracturas ocultas, es esencial para indicar el tratamiento adecuado. Detectar a tiempo la causa exacta del dolor permite actuar de forma dirigida y prevenir que la lesión se haga crónica.

Tratamiento de la metatarsalgia: aliviar la presión y reducir el dolor

El tratamiento de la metatarsalgia tiene como objetivo principal reducir la presión sobre la parte delantera del pie, aliviar la inflamación y mejorar la forma de apoyo. En la mayoría de los casos, no es necesario recurrir a cirugía: el tratamiento conservador suele ser suficiente si se sigue de manera constante y con supervisión médica.

El primer paso es identificar qué está provocando la sobrecarga. Puede ser un calzado inadecuado, un aumento repentino de actividad, un problema en la pisada o un exceso de peso. Corregir esos factores es clave para que el dolor desaparezca y no reaparezca.

Tratamiento conservador: fisioterapia, calzado y plantillas

El reposo relativo —evitar las actividades que agraven el dolor sin dejar de moverse completamente— es el punto de partida. Aplicar frío local durante 10 o 15 minutos ayuda a reducir la inflamación y la sensación de ardor en la planta del pie.

El uso de calzado adecuado es esencial. Los zapatos deben tener una suela acolchada, una puntera ancha que permita libertad a los dedos y un pequeño desnivel en el talón para descargar los metatarsianos. Los modelos totalmente planos o los tacones altos empeoran la presión en la zona afectada.

En muchos casos, el especialista recomienda plantillas ortopédicas personalizadas. Estas redistribuyen el peso del cuerpo, corrigen el apoyo y reducen el contacto directo del hueso con el suelo. Son especialmente útiles en personas con pies cavos, planos o con deformidades.

La fisioterapia desempeña un papel decisivo. Incluye técnicas manuales para relajar la musculatura del pie y mejorar la movilidad, así como ejercicios de estiramiento y fortalecimiento del arco plantar. Las sesiones de ondas de choque, ultrasonidos o terapia miofascial pueden ayudar en casos más resistentes.

Tratamientos complementarios y recuperación

Cuando el dolor no cede tras varias semanas de tratamiento conservador, pueden añadirse terapias complementarias. Las infiltraciones de corticoides o ácido hialurónico, siempre bajo control médico, ayudan a reducir la inflamación localizada. En algunos casos de metatarsalgia crónica, se valora el uso de plantillas con descarga metatarsal más avanzada o tratamientos de fisioterapia regenerativa.

La cirugía solo se considera en casos muy excepcionales, cuando existe una deformidad ósea o un neuroma asociado que no mejora con el tratamiento habitual.

El tiempo de recuperación depende de la causa y la gravedad, pero la mayoría de las personas mejora notablemente en cuatro a seis semanas. Las formas más crónicas pueden requerir varios meses de b, pero los resultados suelen ser muy satisfactorios cuando se combina el tratamiento médico con el cambio de hábitos y calzado.

Prevención de la metatarsalgia: hábitos que protegen los pies

La metatarsalgia puede prevenirse en gran medida con hábitos sencillos que reducen la presión sobre la parte delantera del pie. El primer paso es cuidar la forma de caminar y elegir un calzado que se adapte a las necesidades reales de cada persona. Los zapatos deben tener buena amortiguación, espacio suficiente para los dedos y una ligera elevación en el talón para evitar que todo el peso recaiga sobre el antepié.

b o los zapatos de punta estrecha es esencial, ya que desplazan el centro de gravedad hacia adelante y comprimen los dedos. El calzado totalmente plano tampoco es recomendable, porque obliga a los metatarsianos a b del necesario. En cambio, los modelos con una suela flexible y un soporte adecuado del arco plantar ayudan a mantener una pisada equilibrada y a prevenir la irritación del tejido.

Ejercicios y cuidados diarios para prevenir el dolor en el antepié

Mantener un peso saludable reduce la carga que soportan los pies y previene la b de los metatarsianos. Las personas que practican deporte deben incluir siempre ejercicios de calentamiento antes de la actividad y estiramientos después, prestando especial atención a la musculatura de la pantorrilla y la planta del pie.

Realizar estiramientos del pie y los gemelos cada día mejora la flexibilidad y disminuye la tensión en los tejidos que rodean los metatarsianos. También es útil incorporar ejercicios de fortalecimiento, como recoger una toalla con los dedos del pie o rodar una pelota blanda bajo la planta del pie durante unos minutos. Estos pequeños gestos fortalecen la fascia plantar y mejoran la resistencia de los músculos intrínsecos del pie.

Alternar diferentes tipos de calzado a lo largo de la semana, descansar los pies tras largas jornadas y aplicar automasajes con una botella fría o una pelota de goma son medidas que favorecen la circulación y alivian la presión acumulada. Cuidar los pies a diario no solo previene la metatarsalgia, sino que también mejora el equilibrio y la postura general del cuerpo.

➡️ ¿Cómo puedo tener más información sobre la metatasalgia?

 

Pues es muy sencillo, puedes llamarnos al teléfono 985 28 60 00.
Estaremos encantados de atenderte y resolver todas tus dudas.

Preguntas frecuentes sobre la metatarsalgia

Muchas personas descubren la metatarsalgia cuando el dolor en la planta del pie empieza a impedir caminar con normalidad. Reconocer los síntomas y saber cómo actuar a tiempo es clave para evitar que se vuelva crónica. Estas son algunas de las dudas más habituales en consulta.

¿Qué causa la metatarsalgia y por qué duele debajo de los dedos del pie al caminar?

La causa más común es una sobrecarga repetida en la parte delantera del pie. Puede deberse a calzado estrecho o con tacón, a deformidades como los pies cavos o planos, al sobrepeso o a la práctica intensa de deportes de impacto. La presión continua sobre los metatarsianos irrita los tejidos y provoca el dolor característico.

¿Cómo aliviar el dolor en la planta del pie por metatarsalgia sin cirugía?

En la mayoría de los casos, el dolor mejora con medidas conservadoras: reposo relativo, fisioterapia, masajes con una pelota o botella fría, ejercicios de estiramiento y uso de plantillas personalizadas. Estos tratamientos reducen la presión sobre el antepié y favorecen la recuperación sin necesidad de cirugía.

¿Qué tipo de calzado y plantillas son mejores para la metatarsalgia?

El calzado debe ser cómodo, con buena amortiguación, suela flexible y puntera ancha. Los zapatos totalmente planos o los tacones altos concentran el peso en el antepié y agravan la molestia. Las plantillas ortopédicas con descarga metatarsal o almohadillas de silicona ayudan a repartir mejor el apoyo y reducir el dolor.

¿Puedo hacer deporte si tengo metatarsalgia?

Mientras persista el dolor, se recomienda evitar actividades de impacto como correr o saltar. Se pueden realizar ejercicios de bajo impacto, como natación, yoga o bicicleta estática, que mantienen la movilidad sin sobrecargar la zona afectada.

¿Cuánto tarda en curarse una metatarsalgia leve?

Los casos leves suelen mejorar en tres o cuatro semanas con tratamiento adecuado y descanso. Cuando el dolor se ha cronificado, el proceso de curación puede prolongarse varios meses, sobre todo si no se corrigen los factores que la provocaron. La fisioterapia y el cambio de calzado son determinantes para acelerar la recuperación.