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Espirometría: la prueba que revela el estado real de tus pulmones

miércoles, 7 de mayo de 2025

Respirar es algo tan automático que solo nos damos cuenta de lo importante que es cuando algo falla. Si alguna vez has sentido opresión en el pecho, te has quedado sin aire al hacer un esfuerzo mínimo o llevas semanas con tos sin causa clara, quizá te hayan propuesto hacer una espirometría. Esta prueba, sencilla y sin riesgos, permite analizar cómo están funcionando tus pulmones, detectar posibles enfermedades respiratorias y orientar tratamientos que mejoren tu calidad de vida.

La espirometría mide la cantidad de aire que puedes inhalar y exhalar, y a qué velocidad lo haces. Puede parecer una prueba menor, pero sus resultados ofrecen pistas muy valiosas sobre el estado de tu sistema respiratorio. Con ella, se diagnostican patologías como el asma o la EPOC, pero también permite ver si un tratamiento está funcionando, o si es necesario hacer ajustes antes de una operación. En definitiva, ayuda a tomar decisiones médicas con más información y menos incertidumbre.

Comprender cómo se realiza una espirometría, qué resultados ofrece y cuándo está indicada te ayudará a afrontar esta prueba con tranquilidad. Vamos a explicarlo paso a paso, con claridad y sin tecnicismos innecesarios.

Qué es exactamente una espirometría

La espirometría es una prueba de función pulmonar que mide dos cosas muy concretas: el volumen de aire que puedes mover con cada respiración y la velocidad con la que lo haces. Se realiza con un aparato llamado espirómetro, que registra la cantidad de aire que entra y sale de tus pulmones en tiempo real.

El procedimiento es muy sencillo. Solo hay que respirar profundamente y soplar con fuerza por una boquilla conectada al espirómetro. Lo más importante es seguir las instrucciones del profesional que realiza la prueba para que los datos sean fiables. En algunos casos, después de una primera medición, se administra un broncodilatador para repetir la espirometría y comprobar si hay mejoría, lo que ayuda a diferenciar entre tipos de patologías.

Para qué sirve la espirometría

La espirometría no es solo una herramienta de diagnóstico, sino también una prueba fundamental para el seguimiento y la prevención en salud respiratoria. Su valor reside en que permite detectar alteraciones incluso antes de que los síntomas sean evidentes, lo que la convierte en un instrumento clave para actuar a tiempo.

Uno de sus usos más habituales es el diagnóstico de enfermedades respiratorias crónicas como el asma o la EPOC. También ayuda a diferenciar entre distintos tipos de afecciones pulmonares, lo que resulta esencial para aplicar el tratamiento adecuado. Pero su utilidad va mucho más allá del momento del diagnóstico.

Estas son algunas de las principales situaciones clínicas en las que se emplea la espirometría:

  • Evaluar síntomas respiratorios persistentes, como tos crónica, sensación de falta de aire o silbidos al respirar.
  • Diagnosticar enfermedades pulmonares cuando hay sospecha clínica pero no se han confirmado con otras pruebas.
  • Controlar la evolución de enfermedades respiratorias ya diagnosticadas, como el asma o la EPOC, y ajustar el tratamiento si es necesario.
  • Valorar la capacidad pulmonar antes de una intervención quirúrgica, sobre todo si se trata de operaciones torácicas o abdominales.
  • Prevenir complicaciones en personas expuestas a sustancias irritantes en su entorno laboral o con antecedentes familiares de enfermedades respiratorias.

En definitiva, sirve tanto para conocer el estado actual de los pulmones como para anticiparse a posibles complicaciones. Es una prueba sencilla, accesible y con una enorme capacidad para mejorar la toma de decisiones médicas.

Así se realiza una espirometría

La prueba se realiza de forma ambulatoria, normalmente en una consulta de neumología o un laboratorio de función pulmonar. No requiere preparación especial, aunque a veces se recomienda no fumar ni tomar ciertos medicamentos unas horas antes.

El procedimiento comienza con una explicación clara por parte del profesional sanitario. A continuación:

  • Se coloca una pinza en la nariz para evitar que escape aire.
  • Se respira normalmente por una boquilla desechable conectada al espirómetro.
  • Cuando se indique, hay que inspirar profundamente y luego exhalar todo el aire con fuerza y rapidez.
  • Esta maniobra se repite varias veces hasta obtener resultados consistentes.

En algunos casos, como hemos comentado, se repite la prueba tras administrar un broncodilatador para ver si hay mejoría. Toda la prueba suele durar entre 15 y 30 minutos.

Resultados: qué información aporta

La espirometría ofrece una fotografía precisa del funcionamiento pulmonar en tiempo real. A través de los datos que proporciona, los profesionales sanitarios pueden detectar alteraciones respiratorias, conocer su gravedad y decidir cómo tratarlas. Esta información es especialmente valiosa cuando se trata de enfermedades que pueden pasar desapercibidas en las primeras fases, como el asma leve o la EPOC incipiente.

Durante la prueba, el espirómetro registra diferentes valores que reflejan la capacidad y eficiencia de los pulmones. Los tres parámetros más relevantes son:

  • FEV1 (Volumen espiratorio forzado en el primer segundo): indica cuántos litros de aire puedes expulsar con fuerza en el primer segundo tras una inhalación profunda. Es un dato clave para valorar si hay una obstrucción en las vías respiratorias.
  • FVC (Capacidad vital forzada): mide el volumen total de aire que puedes exhalar después de una inspiración máxima. Ayuda a conocer la capacidad pulmonar global.
  • Relación FEV1/FVC: este porcentaje permite distinguir entre patrones obstructivos y restrictivos. Si el FEV1 está reducido pero la FVC se mantiene, suele indicar una obstrucción; si ambos están bajos, podría haber una restricción en la expansión pulmonar.

A partir de estos valores, comparados con los esperados según edad, sexo, altura y peso, se puede saber si hay una alteración y de qué tipo. Por ejemplo, una reducción significativa del FEV1 puede apuntar a un problema obstructivo como el asma o la EPOC. En cambio, si lo que está afectado es el volumen total (FVC), podría tratarse de una enfermedad pulmonar restrictiva.

Además, cuando se realiza una espirometría con broncodilatador, se puede observar si hay mejoría tras el uso del medicamento. Si los valores mejoran de forma significativa, se considera que el problema es reversible, algo típico del asma. Si no hay cambios, puede indicar una enfermedad más estructural, como la EPOC.

Los resultados no solo sirven para poner nombre a una enfermedad, sino también para hacer seguimiento, ver cómo responde el cuerpo al tratamiento y decidir si es necesario ajustar la medicación o adoptar nuevas medidas. Por eso, más que una simple medición, la espirometría es una herramienta de observación continua que permite tomar decisiones con mayor precisión.

Qué enfermedades puede ayudar a diagnosticar

Aunque pueda parecer una prueba rutinaria, la espirometría es esencial para detectar algunas de las enfermedades respiratorias más frecuentes. Su utilidad no se limita a confirmar un diagnóstico cuando ya hay síntomas claros, sino también a identificar alteraciones pulmonares en fases muy iniciales, cuando todavía no han dado la cara.

El valor de esta prueba radica en su capacidad para distinguir entre distintos tipos de problemas respiratorios: los obstructivos, donde el aire no puede salir con facilidad de los pulmones, y los restrictivos, donde el problema está en la capacidad para expandirse y llenarse de aire.

Entre las enfermedades que se pueden diagnosticar gracias a una espirometría destacan:

  • Asma: una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, caracterizada por episodios de dificultad respiratoria, tos y silbidos. La espirometría puede mostrar obstrucción reversible tras el uso de broncodilatadores.
  • EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica): engloba patologías como la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar. A diferencia del asma, la obstrucción no suele mejorar con tratamiento, lo que también puede comprobarse con esta prueba.
  • Fibrosis pulmonar: se trata de una enfermedad restrictiva que afecta a la elasticidad del tejido pulmonar. La espirometría permite detectar una reducción en el volumen de aire movilizado.
  • Bronquiectasias: alteraciones estructurales en los bronquios que provocan infecciones respiratorias recurrentes. La espirometría puede mostrar patrones mixtos de obstrucción y restricción.
  • Enfermedades neuromusculares: como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o la distrofia muscular, que pueden debilitar los músculos respiratorios y reducir la capacidad para movilizar aire.

También puede utilizarse para detectar alteraciones derivadas de la exposición prolongada a tóxicos ambientales o laborales, o para valorar si una persona con antecedentes familiares de enfermedades pulmonares empieza a mostrar signos de afectación.

En definitiva, la espirometría es una herramienta diagnóstica versátil que permite ver más allá de los síntomas, ayudando a poner nombre a lo que ocurre y, sobre todo, a tomar decisiones clínicas más acertadas y a tiempo.

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¿Existen riesgos y contraindicaciones?

La espirometría es una prueba segura y no invasiva. Sin embargo, como exige un esfuerzo respiratorio considerable, puede no estar recomendada en algunas personas con enfermedades cardíacas graves o que hayan tenido cirugías recientes.

También es posible que provoque tos, mareo o fatiga durante la realización, aunque suelen ser efectos pasajeros. En general, el riesgo de complicaciones es muy bajo, sobre todo si se realiza bajo supervisión médica.

Cuándo deberías hacerte una espirometría

El médico puede recomendar una espirometría si tienes síntomas persistentes como tos, falta de aire o silbidos al respirar. También si tienes antecedentes familiares de enfermedades pulmonares o si trabajas en un entorno con contaminantes.

Igualmente, es habitual que se solicite en revisiones preoperatorias, controles laborales o como parte del seguimiento de enfermedades respiratorias ya conocidas.

Cuanto antes se detecte una alteración, más fácil será actuar a tiempo. Y en ese sentido, la espirometría es una aliada de primer nivel.

Respirar con tranquilidad también es salud

Respirar bien no es un lujo, es una necesidad. Y saber cómo están funcionando tus pulmones puede marcar la diferencia entre vivir con limitaciones o disfrutar del día a día sin sobresaltos.

En el Clínica Asturias contamos con los medios y el equipo humano necesario para realizar esta prueba con la máxima garantía. Si tienes dudas sobre tu función respiratoria o te han recomendado una espirometría, estamos a tu disposición para ayudarte a entender los resultados y dar el siguiente paso en tu salud.