Hay personas que conviven con síntomas que parecen no tener relación entre sí: digestiones pesadas, mareos repentinos, picores o enrojecimientos en la piel sin motivo aparente. A veces, estos episodios se repiten durante años sin que nadie consiga darles una explicación clara. En algunos casos, la respuesta está en una alteración genética poco conocida: la alfa-triptasemia hereditaria.
Esta alteracion hace que el cuerpo produzca niveles más altos de triptasa, una enzima liberada por los mastocitos, células que participan en las reacciones alérgicas y en la defensa del organismo. Aunque no siempre provoca enfermedad grave, sí puede hacer que el cuerpo reaccione de manera más intensa a ciertos estímulos, desde alimentos y picaduras hasta situaciones de estrés o cambios digestivos.
Conocer este diagnóstico no solo ayuda a entender por qué aparecen estos episodios, sino que también permite prevenir reacciones más serias y mejorar la calidad de vida de quien lo padece.
Qué pasa en tu cuerpo cuando tienes alfa-triptasemia hereditaria
Para entender esta alteración genética, primero hay que saber qué ocurre en tu organismo. La alfa-triptasemia hereditaria (HαT) hace que el cuerpo produzca más triptasa de la normal, una enzima que circula por la sangre y que liberan los mastocitos, las células que se activan en las reacciones alérgicas y en los procesos inflamatorios.
Cuando la cantidad de triptasa es más alta de lo habitual, el cuerpo puede estar en un estado de alerta constante, aunque no haya un peligro real. Esto no significa necesariamente estar enfermo, pero sí puede hacer que algunas personas reaccionen de manera más intensa a ciertos estímulos: desde alimentos o picaduras hasta situaciones de estrés o cambios bruscos de temperatura.
Lo curioso es que muchas personas descubren que tienen esta alteracion de forma casual, al realizar análisis de sangre para estudiar urticaria persistente, alergias graves o episodios de anafilaxia. Para otras, la alfa-triptasemia es la pieza que encaja en un puzzle de síntomas dispersos: enrojecimientos repentinos, molestias digestivas, mareos o sensaciones de cansancio que parecían no tener relación.
Comprender qué está pasando a nivel interno ayuda a dar sentido a esas reacciones inesperadas. Saber que el cuerpo produce más triptasa permite anticipar respuestas exageradas y tomar medidas para convivir con esta característica genética sin que limite la calidad de vida.